Una noche de Copa de Europa en el Bernabéu
Fue un partido de Copa de Europa en el Bernabéu. No es poca cosa con lo que se viene viendo desde la ocurrencia de la ‘liga suiza’, un pastiche que pretendía ahuyentar el fantasma de la Superliga, y que ha alumbrado un invento desconcertante en el primer tramo del mejor torneo de clubes del mundo. Partiendo de la imposición por la UEFA de un sistema de competición rocambolesco, en el que tres puntos ante el Liverpool, el Bayern o el Inter valen tanto como ganar al Kairat, al Pafos o al Bodo Glimt. La penúltima ocurrencia del señor Ceferin es programar la final en horario infantil, y quitarle al mejor partido del año la mística del fútbol nocturno, los focos, los flashes y las celebraciones de madrugada. A este paso, acabarán desorejando a la maltratada copa.
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El nuevo sistema de competición ha dado paso a una versión hipertrofiada de la Europa League, en el que abundan las goleadas. El repaso a los marcadores del martes ( y varios del miércoles) fue descorazonador: palizas en duelos tan desequilibrados como intrascendentes desde lo puramente futbolístico, sin el más mínimo aliciente competitivo. Partidos sin tensión, sin más interés que acertar el guarismo final del triunfador por KO en el meneo de turno. En suma, tundas carentes de mayor interés, impropias de la excitación que siempre preludia el himno de la Champions.
Pero, a pesar de todo, la Copa de Europa sigue siendo crema. Sobre todo por partidos como el del Bernabéu anoche, con dos equipos que rebosan historia, tradición, un millón de cuentas pendientes y presentes prometedores. No hizo falta una goleada de escándalo para coronar un gran partido, decidido a favor del Madrid por un gol de palomero de Bellingham, suerte en la que es experto. Se requirió una notable versión del Madrid, con Courtois y Militao a niveles superlativos, para someter a una Juventus que en Madrid no pareció el equipo en crisis que aterrizó desde Turín. Un partido que prestigió la competición, en el marco de ese Bernabéu que se transmuta en las noches europeas. Una noche de Champions en Chamartín. Casi nada.