El lío más loco de Marcelo Bielsa
En 1985 un entrenador llamó en noche cerrada a la puerta del hogar familiar de un futbolista de 13 años. Le abrió el padre del muchacho, el técnico se adentró en la casa y fue a la habitación del jugador, que ya dormitaba. Le vio las piernas y fue suficiente para reclutarle para los colores de Newell’s. Así se conocieron Marcelo Bielsa y Mauricio Pochettino. Ahora dirigen a Uruguay y Estados Unidos. Esta semana, en un amistoso de consecuencias, los norteamericanos humillaron por 5-1 a sus rivales, una derrota que ha dejado a Bielsa al borde del precipicio antes del Mundial.
Bielsa se siente avergonzado, pero no dimite
Para domar el terremoto, Bielsa, (Rosario, 1955), convocó una rueda de Prensa que duró cerca de dos horas, una concesión más para explicar su apodo de ‘Loco’. En esa comparecencia, sobre la que se puede edificar un libro, el técnico se definió como “tóxico. Relacionarse conmigo empeora al que se relaciona conmigo”.
Un muro para la Prensa
Con Uruguay clasificada para el Mundial, había quien auguraba su renuncia al cargo. Pues no, el entrenador argentino admitía ser “tímido, obsesivo y mecanizado”. Tampoco era necesaria la aclaración dado su historial personal y profesional, chicha para deleite de profesionales y aficionados.
Marcelo Bielsa, premio The Best 2019 a la deportividad por su inolvidable reacción en el Leed
A Bielsa, un hombre pegado a un chándal, hay pocas situaciones nuevas que le asusten. La identificación con su método se acerca al mesianismo. Es ahí, en esa fortificación, donde no admite disidencias. Él mismo es el primero que se castiga si no siente que sigue su propio guión.
Si hay disputas en casa, no abramos las ventanas para que los demás vean cómo nos peleamos
Uruguay debate en estas horas si Bielsa es el comandante adecuado para acudir al Mundial con garantías. El periodismo no le agobia. No concede entrevistas personales desde antes de la invención de las comunicaciones, a pesar de que fue propietario de un kiosco y de que le gusta mantenerse informado.
Polémica con Luis Suárez
Ese alejamiento de los medios también lo aclaró en los últimos días. “Si hay disputas en casa”, sugirió Bielsa, “no abramos las ventanas para que los demás vean cómo nos peleamos”. Por eso, las críticas de Luis Suárez, apóstol del gol en Uruguay, tras lo sucedido en la última Copa América, demolieron su filosofía.
El delantero comentó que en esta Uruguay “ves que los jugadores van y no disfrutan.Ves que en sus equipos se divierten, sonríen y no lo hacen en la Selección, no lo están disfrutando. Me duele eso que está viviendo la Selección, y hay compañeros que no lo van a salir a decir, y es entendible”.
Marcelo Bielsa: “Yo soy tóxico y lo vivo como un carma”
Bielsa lanza que en “toda mi carrera, siempre fui valorado por los jugadores. En este período es donde yo más mal trato recibo, en algunos casos concretos como el de Suárez y en otros casos potenciales”.
En esos registros tan estrechos, Bielsa exige un compromiso total. Algo que admite que no ha logrado en tres años en Uruguay. “Humanamente todavía no he logrado una aceptación de este grupo que yo conduzco”,
Los 7.000 vídeos y la basura
Esa frontera de privacidad es un punto más de su tabla de mandamientos personales y profesionales, si es que se pueden separar. Allá donde va viaja con la mochila de costumbres, manías y tradiciones repleta. Al Mundial de Corea y Japón (2002) acudió como seleccionador argentino con casi 7.000 vídeos de los rivales. Su adicción audiovisual es ilimitada: hizo instalar un vídeo en su furgoneta para ver partidos en los desplazamientos o mandó revisar 51 partidos de rivales del Leeds United para editar un vídeo de 15 minutos.
Humanamente todavía no he logrado la aceptación de este grupo
Los lujos le repelen. Su hogar favorito son los centros de entrenamiento, donde le valen una habitación con cama y dos sillas. Así vivía como seleccionador argentino y chileno. Poco más, aunque en Bilbao se resignó a una habitación de hotel y en Leeds a una casa lejos de la ciudad que los que la vieron la definieron como “la casita de la abuela”. Si se le regalaba un coche se lo cedía a alguien de su cuerpo técnico.
Otro día, para bajar a la Tierra a sus futbolistas del Leeds, les ordenó recoger la basura durante varias horas para que supieran el sacrificio que hacían los aficionados por ir a los partidos.
Luis Suárez vuelve a pronunciarse sobre Bielsa: “Las cosas van mejorando después de lo que dije”
Hierba y espías
Sus campos de entrenamiento son una colección de conos, cuerdas y demás objetos. Todo vale para creer que no habrá sorpresas. “Les digo lo que prefiero que pase”, expresa Bielsa, “pero eso no quiere decir que vaya a pasar”. Para tenerlo todo atado defendió en el Mundial de 2010 de Sudáfrica que un miembro de su equipo de trabajo se saltara la prohibición de la FIFA y se colara como un espía en un entrenamiento de Honduras. Pagó la multa.
En ese mismo Mundial se enteró de que en un estadio se iba a jugar con una mezcla moderna de césped natural y artificial, algo que ahora es habitual. Bielsa mandó plantar una superficie igual en el campo de entrenamiento de Chile.
Para el ‘Loco’ no existe nada peor que la trampa, algo que revienta su código de honor. El Leeds metió un gol con un jugador del Aston Villa en el suelo. El entrenador mandó dejarse colar un gol como respuesta. Esa acción ganó todos los premios a la deportividad.
Mural en un edificio de Leeds para recordar a Bielsa.
En Bilbao, en sólo dos temporadas, instauró una nueva mirada sobre el fútbol en la que el toque relevó a un juego más directo. Sedujo a buena parte de la afición, tanto que el cántico de ‘A lo loco se vive mejor’ se colocó en las gargantas como contraseña de la felicidad.
El operario de Lezama
Sin embargo, su adicción al control le condujo a la polémica. Deseoso de que mejorasen las instalaciones de Lezama, Bielsa llamó a un operario para reprocharle el estado de las obras. La conversación se tensó hasta el punto de que el entrenador le cogió de la pechera y le expulsó. “Era una estafa y un robo”, explicó el técnico, que asumió que se comportó “como un salvaje”. Ese incidente sepultó buena parte de su gancho con el entorno del Athletic.
En plena tormenta, Bielsa manifestó ante la prensa uruguaya otra de sus máximas: “Más me gusta perder polémicas que ganarlas. Cada vez que pierdo una discusión me siento mejor que cuando la gano”. Mientras, Uruguay, país en el que el fútbol es una religión, espera que Bielsa se agarre a otra de sus consignas: “Trato de no empeorar a los buenos”.