Trent, una de cal y otra de arena

Trent Alexander-Arnold llegó a este tramo de temporada con la determinación de quien sabe que tiene una rendija abierta. El parón sin ir con su selección le ofreció un tiempo con trabajo acumulado, una especie de retiro competitivo en el que decidió ponerse a tono para volver con argumentos. Y el contexto, además, invitaba. Carvajal seguía lesionado y la banda derecha madridista permanecía sin dueños naturales y con necesidades a la vista.

El debut real de esta pequeña reaparición fue en Elche, donde Xabi tiró de una zaga ampliada que lo situó como carrilero, una función que lo desata y lo aleja de ciertas obligaciones más rígidas. Ahí apareció la parte lúcida de Trent. Cuatro pases clave, siete centros precisos —la cifra más alta de cualquier futbolista en un partido de Liga este año— y la sensación de que su pie derecho puede reorganizar un ataque entero

Trent se ‘machaca’ lejos de Madrid

Pero ese brillo convivió con su faceta más vulnerable: 25 pérdidas de balón, una cifra desmedida que no solo habla de riesgo, sino también de las zonas en las que las cometió. Un jugador expansivo tiene margen para el error; uno que trabaja tan cerca del carril de seguridad del equipo, no tanto.

En El Pireo, ante Olympiacos, el examen fue en otro contexto. Esta vez Xabi apostó por una línea de cuatro condicionada por ausencias y por la improvisación de Carreras como central izquierdo. Y, aun así, Trent volvió a reflejar esa dualidad que lo define. Para lo bueno y para lo menos bueno. 

Su catálogo de pases largos fue impecable. Siete de siete, todos con intención, casi todos capaces de simplificar las jugadas en un toque. Sus cambios de orientación, además, abrieron rutas para la velocidad al espacio de Vinicius y Mbappé, una sociedad de la que él puede ser proveedor natural. Pero en el retroceso dejó otra vez dudas. Transiciones mal gobernadas, duelos que se le escaparon y una participación indirecta en un 3-4 que expuso al equipo más de la cuenta.

Mapa de pases de Trent ante Olympiacos.MARCA/Opta

Ahí aparece una lectura que va más allá de su nombre propio. Trent es un futbolista que amplifica al equipo cuando el partido se abre y lo tensiona cuando pide contención. Vive mejor en escenarios donde el juego se estira, donde puede actuar como actor privilegiado sin estar permanentemente vigilado por la estructura defensiva. Pero cuando el ritmo se compacta o cuando el rival transita con cierta limpieza, su zona se convierte en un territorio frágil y el más explotado por el rival.

Aún por afinar

Su encaje, además, depende de matices que este Madrid aún no tiene afianzados. Como pieza ancha de un sistema más escalonado, se libera; dentro de una línea de cuatro convencional, cada pérdida suena más fuerte. Y su vocación de centro lateral —un recurso que él domina— necesita un rematador específico para cobrar pleno sentido. A falta de un ‘9’ que represente ese destino, parte de su repertorio queda desaprovechada.

El resultado, hoy, es una futbolista en adaptación, con la seguridad de que es capaz de elevar el techo creativo del Madrid y, a la vez, de poner a prueba su estabilidad defensiva en una sola noche. Xabi lo sabe y lo está utilizando con una mezcla de oportunidad y prudencia, intentando que su presencia sume más de lo que compromete. Su lugar más óptimo, como el de varias piezas de este Madrid, aún está escribiéndose. Pero es evidente que Trent no pasa desapercibido.

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